Esta semana voy
a dedicar este espacio a un colega, James Foley, que como muchos, en el mundo,
en la historia, en nuestro país, le tocó ser víctima de un conflicto
completamente ajeno a su responsabilidad pero el precio de su fotoperiodismo en
las zonas de guerra, le cobró la vida como si fuera un blanco más de esa
-pugna-.
Confieso que
como colega estoy profundamente conmovida, sin embargo, mientras me dedicaba a
preparar el espacio de esta semana, descubrí que él y su familia son católicos
y eso terminó de derrumbar mi ánimo. Sí, derrumbarlo. ¿Cuántos cristianos más
van a morir en esta guerra inútil? ¿Cuántos periodistas más van a ser blanco de
estas guerras?
Foley, llevó a
través de su trabajo, el lado humano de las guerras, el sufrimiento, el
padecimiento y la lucha por sobrevivir de cientos y miles de personas, con su
cámara y su carácter dócil, llevó sosiego a muchos.
En el 2002, el
periodista israelí – estadounidense del diario The Wall Street Journal, Daniel
Pearl, a sus 39 años, también fue decapitado, en su caso, por terroristas
musulmanes en Pakistan.
En nuestra
iglesia, los apóstoles San Pablo y San Juan y el Bautista San Juan también
murieron de la misma forma.
"Amable,
amistoso y valiente"
En
2011 James Foley había trabajado como corresponsal en Afganistán para el
periódico dependiente del Departamento de Defensa de EE.UU. Stars and Stripes.
Además,
ese mismo año pasó seis semanas detenido en Libia por fuerzas del régimen de
Muamar Gadafi junto a otros periodistas.
Foley
compartió sus días de cautividad en Libia junto a la periodista estadounidense
Clare Morgana Gillis, quien en 2013 escribió una emotiva carta abierta en la
que pedía la liberación del reportero, al que describía como alguien que
"ve la bondad en casi todo y en casi todo el mundo" y como "un
gran motivador".
En
la misiva Gillis explicaba cómo Foley había organizado campañas para recaudar
fondos para los familiares de uno de sus compañeros de profesión de origen
sudafricano que había muerto en la misma emboscada en Libia en la que él había
sido capturado y para comprar una ambulancia para un hospital de la ciudad
siria de Aleppo en la que había pasado varias semanas documentando el arduo
trabajo de los médicos del centro que debían salvar vidas con muy pocos medios.
La
periodista aseguraba en la carta que la cautividad es "el estado más
violentamente opuesto" a la naturaleza de Foley, del que decía era
"amable, amistoso, valiente" y alguien que cae bien a todo el mundo
"por su buen humor" y su cercanía.
Por otra parte, la familia del periodista pidió oraciones para
superar la trágica muerte de James.
Foley, de 40 años, era el mayor de
cinco hermanos. Nació en el seno de una familia católica de Boston. En el año
2011 fue secuestrado en Libia y luego de 45 días de cautiverio reveló que rezar
el rosario, como lo hacían su madre y su abuela,
le dio la fuerza para sobrevivir.
En declaraciones a la prensa el pasado
jueves, el sacerdote Paul Gousse, amigo de la familia Foley y quien conoció al
periodista, afirmó que James “fue un hombre al que le preocupaba la gente y era
una luz. Era un hombre que tenía una profunda compasión y amaba a las
personas”.
Aunque la familia Foley no ha tenido
contacto con la prensa, su madre Diane salió de su hogar rumbo a la iglesia para rezar y ayer publicaron un
comunicado en el que manifestaron su dolor.
El sacerdote los acompañó por 45
minutos. "La madre de Jim (James) me dijo, justo antes de partir, al darme
un abrazo: ‘Por favor rece por mí, para no amargarme. Yo no quiero odiar’”.
Foley fue secuestrado en Siria
mientras trabajaba como periodista independiente para la agencia GlobalPost. Su
familia nunca volvió a saber de él, desde el 2012, hasta ayer, cuando se
difundió el video de su ejecución.
El rosario y la prisión
En las últimas horas distintos medios
de prensa recogieron una carta que en el año 2011 escribió para la revista de
la universidad católica Marquette de Milwaukee luego de ser prisionero de las
fuerzas partidarias del gobierno libio.
“Rezaba para que mi madre supiera que
yo estaba bien (...) Comencé a rezar el rosario. Es lo que mi madre y mi abuela
hubiesen rezado. Recitaba 10 Avemarías entre cada Padrenuestro. Tomaba mucho
tiempo, casi una hora, contar 100 Avemarías con mi nudillos. Y me ayudaba a
mantener la mente enfocada”.
“Clare (su colega secuestrada) y yo
rezábamos juntos en voz alta. Se sentía consuelo al confesar nuestra debilidad
y esperanzas juntos, con si estuviéramos conversando con Dios, más que estando
en silencio y soledad”, escribió Foley.
Cuando fue liberado lo primero que
hizo fue recitar una oración y llamar a su madre por teléfono. Entonces le
dijo: “Recé para que supieses que estaba bien ¿recibiste mis oraciones?”. Su
madre respondió: ‘Jimmy, hay muchas personas rezando por ti. Todos tus amigos:
Donnie, Michael Joyce, Dan Hanrahan, Suree, Tom Durkin, Sarah Fang, que ha llamado;
tu hermano Michael, que te quiere mucho’”.
La familia del periodista ha pedido
que, por respeto, la gente no vea el video de su ejecución.
"Nunca hemos estado más
orgullosos de nuestro hijo Jim -escribió su madre, Diane Foley, en Facebook-.
Dio su vida intentando
mostrar al mundo el sufrimiento del pueblo sirio. Imploramos a los
secuestradores que perdonen la vida del resto de rehenes. Como Jim, son
inocentes y no tienen control sobre la política del Gobierno estadounidense en
Irak, Siria ni en ningún lugar del mundo”.
Fuentes: El
Nacional y ACI Prensa.
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