lunes, 4 de agosto de 2014

Cristianos perseguidos: HOY



Hay más cristianos perseguidos hoy que en los primeros siglos: es lo que dijo Papa Francisco en Santa Marta, quien presidió la misa en el día en que recordamos a los santos Protomártires de la Iglesia Romana, cruelmente asesinados a los pies de la colina del Vaticano por orden de Nerón después del incendio de Roma en el año 64.


 “Sabemos que no hay crecimiento sin el Espíritu: es Él quien hace la Iglesia, es él el que hace crecer a la Iglesia, es él el que convoca la comunidad de la Iglesia. Pero también requiere el testimonio de los cristianos. Y cuando el testimonio llega al final, cuando las circunstancias históricas nos piden un testimonio fuerte, allí están los mártires, los más grandes testigos. Y aquella Iglesia es regada por la sangre de los mártires. Y esta es la belleza de martirio. Comienza con el testimonio, día tras día, y puede terminar como Jesús, el primer mártir, el primer testigo, el testigo fiel: con la sangre”. Pero hay una condición para que el testimonio sea verdadero, agregó el Papa – “debe ser sin condiciones”


“Hemos escuchado el Evangelio, el que dice al Señor que lo sigue pero con una condición: ir a despedirse o a enterrar a su padre... el Señor lo detiene: “¡No!”. El testimonio es sin condiciones. Debe ser permanente, debe ser decidido, debe ser con aquel lenguaje que Jesús nos dice, que es tan fuerte: “Que tú sí sea sí, que tu no, no”. “Este es el lenguaje del testimonio”.


“Hoy - dijo el Papa - miramos esta Iglesia de Roma que crece, regada por la sangre de los mártires. Pero también es justo - continuó - que pensemos en tantos mártires de hoy, tantos mártires que dan su vida por la fe”. Es cierto que han sido muchos los cristianos perseguidos en la época de Nerón, pero “hoy - señaló - no son menos”: “Hoy en día hay tantos mártires en la Iglesia, muchos cristianos son perseguidos. Pensemos en el Medio Oriente, los cristianos que deben huir de las persecuciones, los cristianos asesinados por sus perseguidores. También los cristianos expulsados de manera elegante, con guantes blancos: esta también es una persecución. Hoy en día hay más testigos más mártires en la Iglesia que en los primeros siglos. Y en esta misa, recordando a nuestros gloriosos antepasados​​, aquí en Roma, también pensamos en nuestros hermanos y hermanas que viven perseguidos, que sufren y que con su sangre hacen crecer la semilla de tantas pequeñas iglesias que nacen. Oramos por ellos y también por nosotros”.


En la Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo el Papa Francisco rezó el ángelus dominical con varios miles de fieles y peregrinos procedentes de Italia y de diversos países que se dieron cita en la Plaza de San Pedro para escuchar sus palabras y recibir su bendición apostólica.


“Desde la antigüedad, la Iglesia de Roma celebra a los apóstoles Pedro y Pablo en una única fiesta en el mismo día, 29 de junio. La fe en Jesucristo los hizo hermanos y el martirio los convirtió en una sola cosa. San Pedro y San Pablo, tan diferentes uno del otro a nivel humano, fueron elegidos personalmente por el Señor Jesús y respondieron a su llamada, ofreciendo toda su vida. En ambos la gracia de Cristo hizo grandes cosas, los transformó: ¡y cómo los transformó! Simón había negado a Jesús en el momento dramático de la pasión; Saulo había perseguido a los cristianos con dureza. Pero ambos recibieron el amor de Dios y se dejaron transformar por su misericordia; así se convirtieron en amigos y apóstoles de Cristo. Por eso ellos continúan hablando a la Iglesia y aún hoy, nos muestran el camino de la salvación. También nosotros, si por caso cayéramos en los pecados más graves y en la noche más oscura, Dios siempre es capaz de transformarnos, así como transformó a Pedro y Pablo; transformarnos el corazón y perdonarnos todo, transformando así nuestra oscuridad del pecado, en un alba de luz. Dios es así: nos transforma, nos perdona siempre, como lo hizo con Pedro y como lo hizo con Pablo.


El libro de los Hechos de los Apóstoles muestra muchos aspectos de su testimonio. Pedro, por ejemplo, nos enseña a mirar a los pobres con los ojos de la fe y a donarles lo más precioso que tenemos: el poder del nombre de Jesús. Esto hizo con aquel paralítico, le dio todo lo que él tenía: Jesús.


De Pablo, se cuenta tres veces el episodio de la llamada en el camino de Damasco, que señala el punto de inflexión en su vida, marcando claramente un antes y un después. Antes, Pablo era un enemigo acérrimo de la Iglesia. Después, pone toda su existencia al servicio del Evangelio. También para nosotros, el encuentro con la Palabra de Cristo es capaz de transformar completamente nuestras vidas. No es posible oír esta Palabra y permanecer en el propio lugar, quedarse bloqueados en las propias costumbres. Ella nos empuja a vencer el egoísmo que tenemos en el corazón para seguir con decisión aquel Maestro que ha dado la vida por sus amigos. Pero es Él que con su palabra nos cambia; es Él el que nos transforma; es Él el que nos perdona todo, si nosotros abrimos el corazón y pedimos el perdón.


Fuente: www.news.va

Twitter e Instagram: @jovencatolica1. Dios les bendiga.




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