miércoles, 16 de abril de 2014

Sor Angela: “Dios, afloja un poquito el paso porque no llego, no logro llevarte el ritmo”

De niña soñaba con ir a África de misionera, en su pueblo Castel Goffredo de la Provincia de Mantova en Italia, había muchos y ella tenía la curiosidad de hacerlo. A los 11 años de edad, al enterarse de la muerte de su padre, quien había sido enviado a dicho continente y fallecido en medio de la Segunda Guerra Mundial parecía estar aún más convencida de misionar. “Mi mamá decía “ni siquiera poder ponerle una flor en la tumba”; y yo decía “yo sí se la voy a poner”.

Así de determinante era y es Angela Castrini, quien se auto-describe en su niñez como “muy despierta y vivaracha”.

La presencia de Dios se manifestaba en ella de formas que ni logró notar hasta mucho tiempo después. “Cuando yo tenía 7 u 8 años entró en el grupo una niña con joroba y yo no podía soportar que se metieran con ella y yo decía: ella no tiene joroba solo tiene un poco el hueso salido, ella era más que mi prefería, yo sentía que tenía que ayudarla”.

Su familia es para ella las raíces más fuertes de su vida, convicción y fe. “Nosotros somos 4 hermanos, 3 varones mayores que yo, desde los 13 años asumieron la tarea de jefes de familia. Nosotros tuvimos una gracia muy especial con nuestra mamá, sencilla, muy de pueblo, ella supo ser madre sin ser padre a la vez, supo mantener la presencia del padre en la casa, él podría volver en cualquier momento e integrarse normalmente, sin que nosotros lo desconociéramos. Por lo menos nosotros conocíamos mucho a papá a través de mamá”.

Al iniciar su inquietud por la vida religiosa conoció a las hermanas Comunianas y como pudo se acercó a la casa principal en Verona y obtuvo la hoja de admisión. Nada era definitivo seguía pensándolo.

Hijas de San Pablo

“Un padre espiritual cercano amigo, me dio una revista de las Hijas de San Pablo, no le hice mucho caso pero sí me hizo reflexionar mucho sobre la espiritualidad en Cristo maestro, la eucaristía, pero sin decidir. Hasta que un día pasaron por mi pueblo, me dijeron “mira ahí hay unas hermanas que te buscan”, cuando bajé eran dos Hijas de San Pablo, al principio puse una barrera, luego me invitaron a un curso de ejercicios en la ciudad de Alba y ahí empezó todo el trajín, a dónde voy: aquí o allá. La lucha por mi vocación fue esta: saber a dónde ir”. Explica Ángela.

Fue entonces el 15 de septiembre de 1954 cuando se decidió por las Hijas de San Pablo. Hizo su noviciado y así empezó el largo camino.

“Cuando yo decidí la vocación mi mamá se quedó un poco fuera de lugar, aunque ella se lo sospechaba desde hacía mucho tiempo, claro la única hija, la más pequeña, le costó un poco. Yo se lo dije en un momento no muy bueno, teníamos una excursión con unas compañeras a un pueblo vecino, y antes de irme yo se lo dije. Ella dijo: piénsalo bien si no quieres cortarme 10 años de vida; pero yo sentía que no era tan enserio. En la noche cuando volví empezó a preguntarme cómo eran las hermanas, qué hacían, y entendí que ella ya había empezado su propio camino de aceptación. Mis hermanos, el mayor lo tomó normal; el segundo con el que tengo mucha afinidad y aún vive hoy en día dijo: bueno por qué no lo dijiste antes que sacábamos una botella para celebrar”. El menor que éramos como gemelos a pesar de que teníamos 3 años de diferencia, siempre andábamos juntos para ir, el sí preguntaba: ¿cómo es? ¿Cómo irán vestidas después? ¿Qué va a pasar con tus trenzas? Yo usaba el cabello muy largo con trenzas, y así fue como cada uno se lo tomó en mi familia, yo estaba decidida, asegura Sor Ángela. “Mi mamá quiso acompañarme con una tía, fueron como 3 horas de carro. Mis hermanos me dijeron que el primer mes mi mamá sufrió mucho, al segundo mes no aguantó y fue a verme”.

Desde que pisó por primera vez la casa Paulina sintió que ese era su lugar: “al entrar sentí algo fuerte, quizás fue por el tiempo que lo deseaba. El postulantado y todo el tiempo de preparación para mi fueron solo una reafirmación, al entrar siempre sentí que era mi hogar, más que el entorno o las cosas materiales, era el sentido profundo de una entrega, en especial donde estaba ya que había un sentido profundo del apostolado”.

Las Paulinas son conocidas internacionalmente por su labor evangelizadora a través de las comunicaciones, lo que siempre muy llamativo para Sor Ángela “tratar con la gente siempre supuso para mí un respiro hondo para ver lo que hago y ver dónde voy a caer. Yo sentí mucho la fuerza del espíritu, un “yo estaré contigo siempre” es una verdadera realidad y hasta el día de hoy siempre siento esto. Siento que no he llegado al final todavía, que todos los días el Señor, me pone en el camino algo, crecer en algo, en todo sentido”.

“Pertenecer a Las Paulinas: es para mí la plenitud, tengo en las manos la posibilidad de realizar el sueño que profundamente siento, el de pertenecer a Dios sobre todas las cosas y poder en cualquier forma, ayudar a los demás, sentir esta presencia viva del Señor, siempre en la propia vida. Leer, conocer, la historia del pueblo de Israel, para llegar, cuánto camino, cuánto tiempo, 40 años en el desierto, muy pocos de los que salieron de tierra prometida llegaron, por tanto eran los hijos que de la mano de su padre lo lograban. Esta visión me ha permitido superar los embates de la vida” apunta Sor Ángela al preguntarle qué significa para ella pertenecer a Las Paulinas.

Venezuela en el camino

“Al año y medio de haber hecho mi profesión, cuando renové los votos por primera vez, me dijeron: la Superiora General pensó en enviarte a Venezuela. Yo me quedé solo con el hecho de que era América Latina dando vueltas en mi cabeza. Desde el principio estuve lista para emprender el viaje pero tuve que esperar 6 meses por la visa. Fue en el año 1960, así que ya tengo más de 50 años aquí. Toda mi vida religiosa está en Venezuela”.

Sor Ángela, nos cuenta “a mí lo que me atrajo de las Hijas de San Pablo fue sobre todo la misión, ese comunicar a través de los medios existentes. En los 50 apenas había empezado el cine a ser un poquito protagonista, la prensa empezaba poco a poco, al igual que las películas y cassettes. El apostolado en calle, ir sobre todo a las familias, proponiendo una buena lectura, evangelios, biblias, lecturas de espiritualidad, todo lo que era bueno, como dice San Pablo: todo lo bueno, todo lo bello, sea objeto de nuestra misión; yo no lo pude ejercer por mucho tiempo. Siempre estuve en esta casa, al menos los primeros 14 años, con las aspirantes, y se les instruía. Al tiempo me mandaron 1 año y medio a Puerto Rico, regresé cerca de los 80 ya me quedé establecida aquí.”.

Desde la casa Paulina donde se encuentra radicada en el estado Miranda en Venezuela, Sor Ángela dice con mucho aplomo que la vida de las religiosas es de alegrías y nostalgias, sin embargo, ella se auto-describe como “poco nostálgica” y asegura que, al contrario de muchos, no le gusta planificar todo prefiere aventurarse de la mano de Dios. “Vamos a hacer esto: sí vamos, y después: ¿cómo lo hacemos? Más bien me sentía abierta a esos imprevistos, no soy de planificar mucho las cosas, si planifico me corto mucho. No soy una persona muy nostálgica, en mi vida me he dado cuenta de que siempre he sido muy dispuesta al ya, al sí y después toca la fatiga, el trabajo realmente de acondicionar este sí y ver cómo lo realizo”.

Dificultades

“Lo más difícil, que no ha terminado todavía, es sentir esta grandeza de Dios, sentir los dones que Dios me ha dado y a la vez sentirme tan limitada, la fatiga, la lucha para aceptar mis limitaciones. A veces digo: yo sé que esto es así por qué sigo haciéndolo, por qué no logro sacarlo de una vez de mi vida. Me doy cuenta que nunca sacaré ciertos límites, ciertas deficiencias, ciertas inclinaciones, pero siempre me acuerdo de las palabras de Dios a Caín: “siempre el pecado y el mal está rondándote pero tú puedes enfrentarlo, tú puedes atajarlo, con la gracia de Dios”, reflexiona Sor Ángela con su voz tenue y con ideas profundamente reflexivas, ya a sus 60 años de vida religiosa.

¿Cuántos Papas ha conocido Sor Ángela?
Entre risas y silbidos de “uffff” que me indicaron que eran unos cuantos, ella empezó a enumerar con un gusto a cada uno y en especial sus palabras para describirlos fueron hermosas:

Pio XII: el Papa de mi juventud

Juan XXIII: la apertura, el respiro, sensación de suspenso cuando empezó a abrir la iglesia. Tenía muchas afinidades con él.

Pablo VI: le tuve mucho aprecio. Trabajó mucho con los universitarios. Coincidía mucho con él. Muy humano, muy recto, delicado en tratar de exigir lo que él veía que tenía que ser como guía y pastor principal, muy reservado y dedicado en esto. Prefirió aguantar mucho y tratar directamente con el Señor algunas cosas. Buscó los caminos para saber cómo llevar adelante ese barco, sin herir mucho.

Juan Pablo I: bondad, sencillez.

Juan Pablo II: con todo su camino largo, hermoso.

Benedicto XVI: abrió surcos en mi vida, visto en su integridad, en su honestidad, en su sabiduría, pero a la vez en su sencillez. Esto me lo confirmó a mí unas palabras de una de mis hermanas que está ahora en Puerto Rico, ella trabajaba en uno de los departamentos cerca de San Pedro, a veces cuando iba a misa y cruzaba la Plaza, se lo encontraba, él trabajó mucho en el Vaticano antes de ser Papa, casi siempre era el primero en saludar “Bongiorno Sorella”. Ahí vez la sencillez. A mí me conquistó Benedicto.

Ahora con Papa Francisco, aquí con una respiración profunda también para verlo, muchas cosas coinciden con lo que uno tiene dentro y que a veces lo has tenido escondido porque choca con algunas ideas, eso es ahora él; mirar todo con ojos distintos para estar cada vez más cerca de Dios.


Retos de la iglesia

Para Sor Ángela, los retos de la iglesia hoy en día son muchos y requieren de valentía y cercanía con todos para poder lograrse. “Encarnarse de verdad en la realidad que se está viviendo hoy en día, sin renegar del pasado de la iglesia, yo puedo construir algo bueno pero no puede ser en el aire, debo sentarme en las bases. Encarnarse como Jesús se encarnó en su tiempo, necesita de verdad tener más contacto, bajar. El trabajo más fuerte no lo podemos dejar a los dirigentes de la iglesia porque todos somos iglesia, si tú y yo hemos sido bautizados pertenecemos a la iglesia, yo soy iglesia, todo lo que pasa, lo bueno o lo malo no se lo puedo achacar a la directiva solamente. Pido que nuestros dirigentes sean honestos, valientes, yo lo soy, así lo siento. Muchas veces soy lenta en juzgar, condenar al otro, a mis superiores, soy lenta en esto, algún motivo habrá para que yo obre así. Lo ideal es ver cómo juntos, podemos mejorar”.

FE
Dice Sor Ángela: “para entender la fe debo clarificar mi concepto de fe. Qué es fe. Es creer realmente en algo que no veo y no toco, es muy difícil. Yo creo en ti, yo pienso que antes de decir esto a otra persona, debo preguntarme: ¿de verdad creo en él? Creo en tu honestidad, significa que creo en lo que tú sientes y sé que mañana no lo vas a cambiar.
La fe es creer en algo que no veo pero sé, tengo la certeza de que es así.

Dios
“Dios para mi es todo. Es el Señor, no amo, es dueño, el Señor que me toma, me acepta así como soy, soy creatura suya claro, y me acompaña y quiere que yo lo acompañe. Esto es para mi Dios. Siento que Dios camina y va conmigo y me deja ir con él. No solo te lleva de la mano, más bien deja que yo vaya con él y puedo decirle “afloja un poquito el paso porque no llego, no logro llevarte el ritmo”.

Anécdota
“Una vez, un conocido del pueblo me mandó una carta pidiéndome que fuera su novia, un día me lo conseguí en el pueblo, se me acercó y le dije “tranquilo que si yo decido que esto no es lo mío, serás el primero que buscaré”. Estaba tan segura de mi decisión que tuve el valor de decirle esto. Durante mi época de aspirante muy pocas veces pensé “¿será que es este mi camino? Para mí era una certeza, esa certeza de que Dios estaba conmigo y mi camino era de Dios y para Dios.”

Hoy a sus 80 años de edad, goza de excelente salud y está encargada de la librería Paulina ubicada en Oripoto, en el estado Miranda en Venezuela y durante la visita para esta entrevista, no desaprovechó la ocasión para hacerme algunas recomendaciones tales como la película “El Cuarto Rey Mago” la primera de ellas y profundizar sobre la vida de Santa Teresita.